viernes, 13 de agosto de 2021

Una forma de mejorar la predicción del gasto y ajuste de riesgo en el Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia

Publicado en  el Blog del Centro de Analitica para Politicas Publicas (CAPP)

En la investigación A supervised clustering MCMC methodology for large categorical feature spaces mostramos cómo un modelo de aprendizaje de máquinas, basado en una metodología novedosa de agrupación de diagnósticos médicos, supera la capacidad predictiva del modelo utilizado actualmente por el Ministerio de Salud y Protección Social en Colombia en por lo menos 5.5 %, en términos del error promedio absoluto de predicción. El impacto de este resultado es significativo dado que corresponde al error de predicción promedio por afiliado de un sistema (el régimen contributivo) que cubre a cerca de la mitad de la población colombiana. 

Junto con Simón Ramírez Amaya (UC Berkeley y Centro de Analitica para Políticas Públicas) y Adolfo Quiroz (Uniandes), proponemos una metodología novedosa para la segmentación de variable categóricas cuando el número de categorías posibles de la variable es muy grande (orden de miles), como es el caso de los diagnósticos médicos. La principal diferencia con métodos de segmentación tradicionales es que en este caso se asume que los datos observados están etiquetados, y se desea segmentar dicha variable de tal forma que se optimice el aprendizaje de la variable de respuesta dadas las variables independientes (que incluye la variable categórica segmentada y otras variables explicativas). Luego, el problema se plantea como un problema de aprendizaje supervisado estándar y se busca la mejor segmentación, en el espacio de todas las posibles segmentaciones, para predecir la variable objetivo (e.g., gasto en salud). Al ser el espacio de segmentaciones posibles un espacio de dimensiones enormes, se introduce una noción de distancia entre segmentaciones y se sugiere recorrerlo usando el algoritmo de Metrópolis Hastings.

En nuestra investigación demostramos las bondades de esta metodología mostrando cómo segmentar los códigos de diagnósticos clínicos (más de 15.000 según la clasificación internacional CIE-10) de una base de datos de servicios de salud en el Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia: el régimen contributivo con más de 20 millones de usuarios y más de 500 millones de servicios anuales contemplados en el POS. El propósito del modelo es agrupar los diagnósticos clínicos y utilizar la información de comorbilidades de los afiliados para optimizar la predicción del gasto en salud de los usuarios del sistema. La metodología propuesta es utilizada para segmentar diagnósticos clínicos (códigos CIE-10) en categorías relevantes para la predicción del gasto futuro en servicios de salud.

La siguiente tabla muestra el resultado principal. Cada columna representa las variables que se incluyen en un modelo lineal para pronosticar el gasto en salud del siguiente año. Estas son sexo, lugar de residencia, edad, si tiene o no alguna enfermedad de larga duración (E2), diez variables categóricas de partencia a los grupos que se obtienen del algoritmo propuesto comenzando de una partición aleatoria (MH10), treinta variables categóricas basadas en el criterio medico experto (E30), y treinta variables categóricas (MH30) que se obtienen del algoritmo propuesto comenzando de la partición (E30). La última columna muestra el error absoluto promedio de validación cruzada (MAE). Finalmente, cada fila representa un modelo lineal determinado por los atributos que entran en la regresión (Y sí la variable se incluye en la regresión, o N en caso contrario).

Como se puede observar, el modelo que usa la categorización utilizando la metodología de segmentación propuesta MH30 tiene un error absoluto promedio 5.5 % menor que el modelo que actualmente usa el Ministerio de Salud y Protección Social en Colombia (Modelo (2)), y 2.8 % menor que un modelo lineal que usa una categorización de profesionales de la salud expertos. En términos económicos para el sistema estos números son dicientes pues representan el error promedio de los modelos por individuo, de un sistema que afilia a aproximadamente la mitad de la población colombiana.


El artículo fue recientemente publicado en la revista Statistical Methods in Medical Research.

martes, 22 de diciembre de 2020

La epidemia de COVID y la actividad económica con inmunidad adquirida

Por: Juan Esteban Carranza-Romero, Juan David Martin y Alvaro J. Riascos Villegas

Publicado por el Banco de la República: https://investiga.banrep.gov.co/es/be-1147, DOI: https://doi.org/10.32468/be.1147


Enfoque

La emergencia sanitaria causada por la epidemia de COVID-19 ha dado pie al desarrollo de herramientas de análisis económico que incorporan los efectos que la epidemia tiene sobre la actividad económica. Con ese propósito, adaptamos un modelo desarrollado en Eichenbaum, Revelo y Trabant (2020) para estudiar la interacción entre el contagio de COVID-19 y la actividad económica en Colombia. En este modelo, que combina un modelo macroeconómico con un modelo epidemiológico, el contagio depende de qué tanto deciden interactuar los agentes de la economía para producir y consumir, dependiendo del riesgo de contagio. Si el riesgo de contagio es alto, los agentes se autorregulan y recortan su actividad económica. Por el contrario, si el riesgo es bajo, los agentes pueden comportarse de forma similar a cuando no había epidemia. Las políticas de aislamiento del Gobierno se modelan como un impuesto al consumo que induce a los agentes a disminuir su consumo. Por lo tanto, el modelo genera una interacción entre la epidemia y la actividad económica que es consistente con los observado durante 2020. A medida que pasa el tiempo, los agentes que se contagian y sobreviven se hacen inmunes hasta que la economía alcanza una inmunidad colectiva, o ‘de manada’.

Contribución

La principal limitación del modelo original es que el modelo epidemiológico que se usa predice tasas muy altas de contagio y muerte que no se han cumplido. Para subsanar esa limitación, modificamos el modelo epidemiológico y suponemos que un porcentaje de la población no se enferma ni transmite el virus, incluso si se infectan. Este tipo de ‘inmunidad’ es consistente con reportes recientes sobre la existencia de inmunidad pre-existente y de heterogeneidad en la transmisibilidad del virus entre individuos.

Nuestra calibración del modelo se basa en el ajuste de sus predicciones del número semanal de muertes y de la actividad económica medida con el consumo semanal de energía eléctrica. En el escenario base, el modelo predice bien el pico observado de la epidemia en agosto y el patrón de caída y recuperación del consumo de energía. El modelo predice una caída rápida de las muertes y el final de la epidemia a principios de 2021. Predice, además una recuperación total del consumo a mediados de 2021.

"Nuestros cálculos implican que las restricciones del Gobierno y la autorregulación de los consumidores evitaron un 30% adicional de muertes a las observadas, con un costo económico equivalente a 4,5% del consumo de 2020 Resultados"

A partir de este escenario base, usamos el modelo calibrado para evaluar el impacto de las políticas de aislamiento del Gobierno y la autorregulación de los consumidores sobre las muertes y la actividad económica. Nuestros cálculos implican que las restricciones del Gobierno y la autorregulación de los consumidores evitaron un 30% adicional de muertes a las observadas, con un costo económico equivalente a 4,5% del consumo de 2020. Alrededor de 70% de este efecto fue resultado de las políticas de aislamiento, y el resto fue resultado de los esfuerzos de los individuos para evitar el contagio.

El modelo supone que el país enfrenta una sola epidemia de forma simultánea y no la sucesión de epidemias locales que se observa en los datos. Por lo tanto, el modelo tiene dificultades para predecir la aceleración de las muertes observada en octubre de 2020 y que es resultado de picos locales ocurridos en regiones específicas. Además, el modelo no tiene en cuenta que hay sectores de la economía que tendrán restricciones para operar por un tiempo indefinido y que limitan la recuperación completa de la economía durante 2021. Aun así, el modelo ilustra bien la interacción entre la epidemia y la economía y es una herramienta útil para el análisis de la coyuntura actual.

lunes, 24 de agosto de 2020

Modelos Epidemiológicos y Realidad Económica

Recientemente terminamos con Juan Esteban Carranza de Banrep y Juan David Martin de Quantil, un estudio que llama la atención sobre varias dificultades de los modelos epidemiológicos para capturar la dinámica de la epidemia, Covid-19, en Colombia. Nuestra motivación surge de evidencia anecdotica que sugiere que al parecer no todos los individuos son suceptibles o por lo menos algunos son inmunes, o reciben una carga viral muy baja, etc. y no son transmisores de la enfermedad. Una discusión general se encuentra en What if ‘Herd Immunity’ Is Closer Than Scientists Thought y un modelo matemático que racionaliza esta intucion: A mathematical model reveals the influence of population heterogeneity on herd immunity to SARS-CoV-2. Resumo los elementos y resultados principales de nuestro estudio:

  • Introducimos un modelo epidemiológico que denominamos SIOD (Suceptible, Infected, Survivors, Deaths) y que permite capturar muy bien la dinámica de la epidemia en Colombia.
  • Insertamos este modelo en un modelo macroeconómico a la The Macroeconomics of Epidemics.
  • Calibramos el modelo para ajustar la serie de muertos (i.e., los datos observables más confiables de la epidemia).
Resultados principales

  • El modelo SIOD sugiere que tener agentes inmunes es cuantitativamente fundamental para obtener dinámicas realistas de la evolución de la enfermedad. 
  • El modelo racionaliza la interacción entre agentes de la economia y la dinámica de la enfermedad y sugiere que, en presencia de fenómenos epidemiológicos de esta magnitud, no hace mucho sentido modelar de forma separada la actividad económica y la evolución de la enfermedad.
  • Agentes racionales, con expectativas racionales, internalizan los efectos de la enfermedad y toman acciones, no muy distintas a las forzadas por las medidas restrictivas.
  • La inmunidad de rebaño se alcanza con el 43% de la población infectada. 
  • El pico de muertes semanales se alcanza en agosto. Las muertes disminuyen casi a cero en enero del 2021 (en las siguientes gráficas la línea roja representa la evolución de la empidea con medidas restrictivas y la línea azul lo que hubiera pasado sin medidas restritivas):
  • Para Diciembre de este año tendremos entre 20 y 25 mil muertes por Covid. En ausencia de medidas restrictivas (e.g., cuarentena), para diciembre de este año hubieramos tenido entre 30 y 35 mil muertos. 

  • Los infectados están considerablemente subestimados.
  • En términos del valor presente del consumo (78 semanas), tiene un costo de 3.7% con cuarentena y de 0.95% sin cuarentena. La normalidad en términos de consumo de los agentes será alrededor de julio del 2021.

  • Las medidas restrictivas, marginalmente generan un mayor bienestar social que la autoregulacion. Esto muestra que las medidas restrictivas entran a correguir el costo de las externalidades.
  • El bienestar social de la autoregulación es un límite superior al bienestar en ausencia de medidas restrictivas pues sopone agentes racionales y con expetativas racionales (i.e., hipótesis muy fuertes en el contexto socio económico de Colombiano).
  • La versión extendida de este blog se encuentra en Modelo Macro - SIOD para Colombia
Modelo Epidemiológico

Para aquellos que quieran entender mejor el modelo epidemilogico, las dos gráficas siguientes cuentan gran parte de la historia (excepto por la interacción con la actividad económica que se modela como en The Macroeconomics of Epidemics).
  • Los estados y su evolución son como se muestra en la siguiente figura:

  • La dinámica de estos estados bajo el escenario con medidas restrictivas son (D: Muertos, I: Infectados, M: Inmunes, R: Recuperados, S: Susceptibles):

martes, 14 de abril de 2020

Sobre la Política de Contención Optima contra el Covid - 19

Publicado en Portafolio: https://www.portafolio.co/economia/sobre-la-politica-de-contencion-optima-contra-el-covid-19-539840

En medio de una crisis mundial tan severa y generalizada como la que estamos viviendo, un hecho histórico que marcará la vida de todos nosotros, surge una gran necesidad, dilucidar cuál debe ser la respuesta óptima de los gobiernos y sociedad en general, en el corto y mediano plazo, para mitigar los efectos de esta pandemia. La poca evidencia que encontramos en el pasado de hechos tan dramáticos y la enorme incertidumbre que enfrentamos sobre el futuro, hace que esta tarea sea particularmente difícil. Es aquí donde más que nunca las teorías científicas construidas de forma coherente de principio básicos son la mejor y sino, la única ayuda. El problema que me ocupa es indagar teóricamente sobre los costos y beneficios de utilizar medidas de contención del coronavirus que pueden salvar miles, o quizás millones de vidas, vis a vis las enormes implicaciones económicas a las que estas medidas conllevan. Para algunos este puede ser un dilema ético que no merece discusión, mientras que, para otros más pragmáticos, las consecuencias de estas medidas de contención son aún más nefastas en los mismos términos de muertes o bienestar social. Afortunadamente la teoría nos enseña que existe una racionalidad económica clara para implementar medidas de contención y que la forma óptima de hacerlo es, aunque podamos discutir los detalles cuantitativos, no muy distinta de la que aparentemente se está implementando y planeando en Colombia. El estadístico George Box (1976) decía: todos los modelos están equivocados, pero algunos son útiles. Mi argumento se basa en el modelo de Eichenbaum, M., Rebelo, S., y M. Trabandt 2020. The Macroeconomics of Epidemics, a mi juicio, un modelo construido sobre sólidas bases científicas de la teoría macroeconómica moderna y que, cualitativamente, creo difícil de revertir sus principales conclusiones. 
El modelo parte del célebre modelo epidemiológico SIR (susceptible, infected, recovered por sus siglas en inglés) deKermack, W., y A. McKendrick 1927. En la actualidad este modelo ha sido fuertemente criticado por los economistas por desconocer los efectos de la pandemia sobre la economía y cómo ésta a su vez afecta la dinámica de propagación del virus. Eichenbaum et.al, extienden el modelo SIR de la forma más sencilla que racionaliza este fenómeno: en presencia de una fracción de la población infectada y anticipando la propagación del virus, los agentes económicos reducen su consumo para evitar el contacto con otras personas reduciendo de esta forma la incidencia de infección. Esto afecta la demanda de la economía. Por el lado de la oferta sucede algo similar y los agentes infectados reducen su productividad. En esta economía existe la posibilidad de que, en aproximadamente en un año, se encuentre una vacuna, un medicamente curativo y también se lleva en consideración las restricciones del sistema de salud suponiendo que la tasa de mortalidad puede aumentar con el número de personas fallecidas por la enfermedad. Esta economía sufre un choque exógeno, la aparición de una población inicial infectada por el virus y se adapta con, o sin políticas de contención, a la nueva realidad económica y epidemiológica. Este proceso de ajuste solo termina cuando el 60% de la población está infectada, momento en el cual, la inmunidad de rebaño puede entrar a asistirnos. El modelo es calibrado con datos epidemiológicos de Corea del Sur y a la economía estadounidense y ofrece varias lecciones cualitativas.
Primero, en ausencia de cualquier política de contención, la pandemia induce una recesión económica leve (en promedio, 7.5% del consumo de los hogares por un año) impulsada por la reducción en la productividad de los agentes infectados y, potencialmente, por limitaciones en la infraestructura de salud pública y un elevado número de muertes (0.4% de la población al comienzo de la pandemia). Segundo, considere ahora un planificador central que maximiza el bienestar de todos los ciudadanos, una vida en este modelo se valora en 9.3 millones de dólares, una cifra estándar en economía de la salud para los Estados Unidos. En este contexto, una política de contención optima de la pandemia, con diferentes grados de contención gradual de la población hasta volver a la normalidad (un poco más de un año) induce una recesión severa (en promedio, 13% del consumo por poco más de un año) pero reduce sustancialmente el número de muertes (0.25% del total de la población antes de la pandemia). La política de contención óptima aplana la curva de infectados con respecto al caso anterior y maximiza el bienestar de la sociedad. Es decir, es óptimo inducir una recesión mayor que salva vidas que contribuyen al bienestar de toda la sociedad. (3) Ninguno de los dos equilibrios anteriores de la economía son socialmente óptimos en la medida que los agentes no internalizan la externalidad de sus acciones sobre el agregado de la economía (e.g., los susceptible responden de forma óptima a la contención más no internalizan que su interacción con otros afecta directamente la tasa de infección de los demás). Una política socialmente optima, mucho más difícil de implementar, consiste en introducir grados diferenciales de contención entre los infectados, susceptibles y recuperados. En este caso, la política óptima induce una recesión moderada (ligeramente inferior al caso de no intervenir) y con una reducción sustancial en el número de muertes. Esta política de contención inteligente, como los autores la llaman, requiere identificar los estados de salud de la población lo cual es un llamado más a la urgencia de hacer muchas pruebas a la población. Los autores también llaman la atención sobre los costos sociales de introducir la política de contención con mucha anticipación o postergarla demasiado.
Como siempre en los detalles está el demonio y queda la tarea de adaptar y calibrar este modelo para el caso colombiano en donde la informalidad del trabajo y la red de protección de bienestar social es más frágil y una recesión moderada puede tener un costo mayor al que este estudio sugiere. Sin embargo, mi opinión es que los elementos cualitativos de este análisis son difíciles de revertir. El análisis también sugiere que hay decenas de problemas importantes de resolver que complementan estas estrategias de contención: hacer pruebas de forma eficiente, localizar y prevenir a los susceptibles, mejorar la calidad de la información, la red de atención de salud, etc. En contextos tan inciertos como el actual, no hay nada más práctico que una buena teoría.
Nota: Recientemente la Sociedad Colombiana de Matemáticas organizó un webinar[1] para divulgar el trabajo que muchos investigadores de varias disciplinas vienen haciendo para diseñar estrategias óptimas y complementar diferentes formas de contención de la pandemia. Vale la pena darles una mirada pues este es un grupo de profesionales que cada vez debería de ser más considerado por los formuladores de política para tomar mejores decisiones para la sociedad.



jueves, 16 de noviembre de 2017

El Análisis Empírico de los Informes Motivados: El Caso de las Cementeras

Publicado en Portafolio: http://www.portafolio.co/opinion/otros-columnistas-1/analisis-empirico-de-los-informes-motivados-caso-cementeras-analisis-511624

Agradezco a mis estudiantes haberme motivado a estudiar algunas limitaciones cognoscitivas de los agentes económicos. En este sentido la teoría económica ha estudiado lo que se denomina sesgo de confirmación que encuentro adecuada para entender el análisis empírico que hace la SuperIntendencia de Industria de Comercio (SIC) en su último informe motivado. Específicamente, me refiero al reciente informe sobre las cementeras en Colombia. El sesgo de confirmación consiste en la posibilidad de mal interpretar la evidencia empírica sobre algún fenómeno del cual se quiere conocer su verdadera naturaleza, en favor de aquella hipótesis que inicialmente se favorece. Francis Bacon (1561-1626), citado en Rabin y Scharg (1999), First Impressions Matter: A Model of Confirmation Bias, lo explica de forma sucinta: El entendimiento humano una vez ha adoptado una opinión, toma todas las demás cosas para respaldar y confirmar esta (traducción propia). Las consecuencias cognoscitivas de este sesgo es que se puede llegar a creer, eventualmente, en una hipótesis falsa.
En otras ocasiones he llamado la atención sobre la necesidad de usar la teoría económica para orientar el análisis de los problemas de competencia en el país y, a juzgar por el informe motivado mencionado, en esto hemos mejorado. Sin embargo, su utilización en este informe como forma de pensar sobre la evidencia económica observada (cantidades, precios, participaciones, beneficios, etc.) es deplorable y solo es entendible, en mi caso, apelando a un sesgo de confirmación marcado por parte de la SIC.  No tengo idea de la verdadera naturaleza del fenómeno observado, si las firmas conformaron o no un cartel durante el periodo investigado, y me parece entendible que exista una hipótesis que, con base en la evidencia fáctica, insumo principal de los abogados, inicialmente se favorezca la hipótesis de la existencia de un cartel. No tengo nada que decir sobre esa evidencia fáctica, ni pretendo defender una hipótesis u otra, mi punto es metodológico y se circunscribe al análisis empírico de la evidencia usando la teoría.
En términos generales toda la evidencia empírica y cuantitativa que presenta la SIC es consistente con un oligopolio dinámico, que compite en un mercado de un bien homogéneo (cemento gris) con una demanda inelástica y sin colusión. En efecto, la SIC llama la atención sobre cómo la teoría económica (página 232) ayuda a entender que, en un contexto dinámico, un oligopolio puede sostener un acuerdo colusivo tácito (precios y cantidades cercamos a un monopolio) como un equilibrio de Nash (una situación en la que ningún agente actuando en función de su propio beneficio, tiene incentivos unilaterales a desviarse). Esto está muy bien. Sin embargo, esa misma teoría económica dice que, en una interacción repetida de un oligopolio también se puede sostener como un equilibrio de Nash, un equilibrio sin colusión. No es entendible por qué el informe no resalta esta ambigüedad en la capacidad de la teoría de caracterizar de forma univoca las interacciones dinámicas y se presenta solo una parte de la historia. En concordancia con esa interpretación, se presenta una evidencia estadística que es absurda técnicamente. Cómo va ser la prueba de causalidad de Granger una prueba útil para detectar comportamiento colusivo de las firmas, si la hipótesis alterna a la causalidad no es que no hay colusión sino que, el conocimiento del precio de una firma no sirve para mejorar el pronóstico del precio de los demás? Y peor aún, usar esto como evidencia de que el acuerdo es concertado. Más de fondo, el punto metodológico es que, a lo largo de todo el informe, la SIC se dedica a verificar las hipótesis que inicialmente favorece y nunca a refutarlas. Es decir, metodológicamente practican el verificacionismo, en oposición al falsacionismo, este último, sello de identidad del método científico.

Utilizando datos provistos por una cementera, con mis colegas Natalia Serna y Juan David Martin, especificamos y estimamos un modelo de competencia oligopolistica, que comparte varias características del mercado del cemento en Colombia (Porter (1983). A study of cartel stability: the joint executive committee, 1880-1886). En nuestra aproximación, no se toma partida sobre si el comportamiento observado corresponde a un oligopolio o a un monopolio (cartel), sino que se deja que los datos hablen por si solos y arrojen evidencia de lo uno o lo otro (incluso situaciones intermedias). Hicimos pruebas usando como mercado el mercado nacional, mercados departamentales, usando el periodo de investigación y usando periodos más largos. En términos generales encontramos que no es posible rechazar la hipótesis de que el comportamiento observado es consistente con un mercado en competencia oligopolistica sin cartel. Esto contrasta con toda la evidencia estadística y cuantitativa mostrada por la SIC y llama la atención sobre la necesidad de hacer un análisis empírico que no solo consista en verificar la hipótesis preferida sino realmente, tratar de rechazar la hipótesis contraria. Este ejercicio bien podría haber sido hecho por la SIC, que tienen más y mejores datos que a los que nosotros tuvimos acceso. En resumen, la SIC parece sufrir de un sesgo de confirmación que tiene origen en la utilización de una metodología de inferencia que sobrepone el verificacionismo por encima del falsacionismo como metodología de aprendizaje sobre el mundo.

jueves, 8 de junio de 2017

Loterías Suicidas


Publicado en Portafolio: http://www.portafolio.co/opinion/otros-columnistas-1/alvaro-j-riascos-villegas-loterias-suicidas-analisis-506630


Por algunos años he tenido la afición de recopilar algunos de los mecanismos de asignación de recursos más absurdos que existen o han existido en Colombia. Finalmente, después de leer una nota del profesor Rakesh Vohra sobre una lotería suicida, mencionada en la novela de Marcus Clarke’s, For The Term of His Natural Life, caí en cuenta momentáneamente que, a pesar de todo, los colombianos quizás no estamos tan locos. 


Dice el mito, estudiado con detalle por Tim Causer en Norfolk Island’s ‘suicide lotterie’s: myth and reality, que a mediados del siglo XIX, las condiciones carcelarias de la isla Norfolk, cerca a Australia, eran tan dramáticas, que algunos convictos entraban en juegos extremos con el ánimo de ganarse la esperanza de aliviar el sufrimiento. En este juego, tres convictos elegían cada uno un palito entre tres, parcialmente cubiertos y aparentemente, de la misma longitud. Aquel que eligiera el más largo era la víctima, el segundo con el palito más largo era el victimario y el último el testigo. El trato era que el victimario le cortaba la cabeza a la víctima y los dos sobrevivientes del juego enfrentaban un posible juicio en una corte en Sydney, ganándose así una ligera posibilidad de, eventualmente, escapar. Mito o realidad, este juego es un ejemplo perfecto de un mecanismo aleatorio para asignar un servicio (¡y disfrutar de él!), el del victimario.



Menos espectacular, pero igualmente aleatorio, es la forma como algunas empresas públicas y privadas en Colombia contratan servicios, realizan licitaciones o en general, asignan algunos recursos. No es mérito exclusivo de los colombianos, pero algunos mecanismos de asignación de recursos en nuestro país son dignos de poner a competir en cualquier concurso de creaciones absurdas. No quiero sacar a relucir ningún victimario, solamente señalar que los he visto en práctica en algunas licitaciones públicas de infraestructura, del espectro electromagnético, contratación de servicios, y compra y venta de productos en mercados organizados. Las víctimas, por supuesto, somos todos los colombianos que pagamos el costo hundido de las ineficiencias del Estado, empresas y/o nuestra forma de organización económica. 



Una compañía en Bogotá licitó o licita la prestación de un servicio utilizando el mecanismo que describo a continuación (y estoy simplificando). Hasta una fecha límite, los interesados envían en sobre cerrado su oferta económica para la prestación del servicio (hasta ahí bien). Cuarenta días más tarde se registran los dos primeros decimales con los que cierra la tasa representativa del mercado (TRM). Estos dos números se utilizan para elegir uno de cinco mecanismos de acuerdo a la siguiente regla: el primer mecanismo, si los dos dígitos son menores que 20, el segundo, si son mayores que 20 y menores que 40, y así sucesivamente. Cada mecanismo determina un precio de referencia. Por ejemplo, en el primer mecanismo el precio de referencia es la menor oferta, en el segundo la mitad de la suma de la menor oferta más el promedio de todas las ofertas, en el tercero es la media geométrica de las ofertas y así, variaciones aberrantes de los mismos. El ganador de la licitación es aquel que más se aproxime por debajo al precio de referencia del mecanismo seleccionado. 



Otra empresa en Bogotá y algunas licitaciones públicas de infraestructura en Colombia, y en otras partes del mundo como en Italia, China, Chile, Perú, y Taiwán, por ejemplo, hacen algo un poco menos demencial que lo anteriormente descrito. Los agentes ofertan y se calcula un precio de referencia como la media geométrica o la media aritmética. El ganador es aquel que más se aproxima por debajo al precio de referencia. Este mecanismo tiene una motivación económicamente razonable y es la de eliminar a los participantes con ofertas demasiado bajas, ya que estas son señales de baja calidad, o incertidumbre sobre las verdaderas capacidades de cumplir con sus obligaciones. Es, sin embargo, una pésima forma de atacar ese problema y un mecanismo socialmente ineficiente (no gana el de menor costo). Peor aún, en el mejor de los casos (cuando los participantes son racionales en el sentido de la teoría de juegos), los equilibrios son el resultado de ofertas estratégicas aleatorias o concentradas en el precio de reserva. Para rematar, alguna vez oí decir, como justificación, que, como era una forma casi aleatoria de asignar un bien o contratar un servicio, era un buen mecanismo para garantizar que empresas pequeñas interesadas, en este caso, en adquirir parte del espectro electromagnético, también tuvieran oportunidad de ganar en la licitación. Esto es como hacer dos equipos de fútbol en el recreo del colegio, usando el orden alfabético de los alumnos. No tiene ningún sentido desde un punto de vista de eficiencia, o de bienestar social, promover la competencia e igualdad de oportunidades usando un mecanismo aleatorio. 



Es una pena que, después de, más o menos, 70 años de fundada la teoría de juegos, progenitora de la teoría de subastas, quizás el logro más grande de la teoría económica, y de varios premios nobel, otorgados por el desarrollo de la teoría de diseño de mecanismos, sigamos asignando bienes y servicios de forma suicida.

lunes, 13 de junio de 2016

Bienestar Social y Poder de Mercado en el Sector Eléctrico



Pasado el fantasma de un racionamiento eléctrico en los últimos meses, tiempo atrás se habían venido generando alertas de que no todo está muy bien en el sector eléctrico colombiano. A pesar de las buenas intenciones de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), este mercado es complejo y difícil de amansar. No esperemos a que ocurra otro fenómeno del niño para ir tomando correctivos que se traduzcan en mayor bienestar social y mayor bienestar para los consumidores (recordemos que, en economía, el bienestar social se define como el beneficio de las firmas más el bienestar o excedente de los consumidores.  Es por esto que, aumentos en el bienestar social pueden ser consecuencia de aumentos en el beneficio de las firmas sin que necesariamente el beneficio de los consumidores sea mayor, esta diferencia será importante más adelante).
En una serie de artículos con varios colegas (Transition to Centralized Unit Commitment: An Econometric Analysis of Colombia’s Experience, The Energy Journal 2016 y Transition to Centralized Unit Commitment: A Structural Model of Colombia’s Experience, Borradores Semanales de Economía 2016) hemos venido llamando la atención sobre cómo algunas regulaciones recientes de la CREG han inducido mejoras notorias en la eficiencia productiva (reducción en los costos totales de generación del sistema al ser despachadas las plantas más eficientes) del despacho eléctrico colombiano y, también, en cómo estas mejoras no se han traducido en beneficios económicos para el consumidor. Dicho precisamente, la evidencia empírica muestra que las regulaciones han disminuido el costo de generación de la energía eléctrica en Colombia, pero también ha disminuido el beneficio de los consumidores y, en total, ha aumentado el bienestar social. Esto suena paradójico pero el bienestar social es el concepto estándar en economía para medir la salud de una industria. Esto es cuestionable desde muchos puntos de vista, pero aún más en el caso colombiano que no es un novato en generación eléctrica (mercados en desarrollo necesitan incentivos para la instalación del parque de generación). Por lo tanto, muy a pesar de las leyes de servicios públicos en Colombia, que usan el criterio de bienestar social para medir la salud de la industria, hay que comenzar a preguntarse por el bienestar de los consumidores.
Las conclusiones principales de estos estudios han sido las siguientes. Con la Resolución 051 de 2009 la CREG generó un cambio drástico en la forma como se realiza el despacho eléctrico colombiano. Hasta esa fecha el despacho era de compromiso individual y a partir de esa fecha, pasó a ser de compromiso centralizado. Aunque la descripción de ambos conceptos es técnica, basta con decir que el cambio fue muy apropiado. La motivación principal fue la posibilidad de reducirle el riesgo a los generadores térmicos de salir despachados y no poder recuperar sus costos de arranque y parada con sus ingresos. Esta falla de mercado debida a una no convexidad en la estructura de costos de los generadores térmicos, fue trasladada por medio del nuevo sistema a un despacho centralizado con el fin de internalizar el problema. Hasta ahí, todo iba muy acorde con la teoría económica y las experiencias internacionales. Sin embargo, no era previsible que, al eliminar un riesgo idiosincrático de los generadores térmicos, las ofertas en bolsa, el precio de bolsa y el precio de los contratos bilaterales fueran a aumentar. Es decir, al haber centralizado el despacho e internalizado los costos de arranque y parada, se esperaría que el despacho fuera más económico y de hecho lo fue (3.32% más económico por año producir toda la energía del país) pero no se esperaría que las ofertas, precios de bolsa y precios de contratos aumentaran (para el precio promedio ponderado de los contratos más del 14% en términos reales en tres años). Probablemente al haberle dado más libertad a los generadores para reportarle información al despacho (no solo ofertas de precios de generación de energía sino también los costos de arranque y parada) estos tuvieron mayor oportunidad para manipular el sistema. Esto es apenas una hipótesis pues, ni la teoría económica da luces sobre este problema, ni la evidencia empírica lo ha documentado. En conclusión, la eficiencia productiva aumentó al igual que los precios finales a los consumidores, lo cual significa que aumentó el poder de mercado de los generadores. Es decir, los aumentos en el bienestar social fueron apropiados por los generadores y no por los consumidores.
Ninguno de estos resultados es trivial y ciertamente requiere de más estudios. Pero lo cierto es que, en un mercado donde la información pública como el anuncio de la llegada de un fenómeno del niño, sirve como mecanismo de coordinación de los agentes en un equilibrio más beneficioso para los generadores que para el consumidor final, sin ningún tipo de colusión explícita, hay que tomar precauciones adicionales.
Haría bien la Superintendencia de Industria y Comercio el comenzar a hacer un monitoreo en tiempo real del poder de mercado de los agentes participantes del mercado mayorista de energía.